martes, 15 de marzo de 2011

contigo aprendí


Viviana observa su café y esta vez no escucha todas las charlas que se dan a su alrededor.
Usualmente lo haría; se dejaría llevar por las voces de aquellos desconocidos que por un instante se vuelven un 1% familiares cuando a través de las ondas del sonido de sus voces en al aire, comparten inocentemente información sobre sus vidas, fragmentos de historias servidas en porciones de comunicación pura e inalterada, el ingrediente imprescindible en nuestra pasajera vida social,  común nuestra manera de relacionarnos y de pasada, seguir viviendo.
Alrededor de Viviana las mesas están llenas de parejas contando cosas que esta vez ella no quiere escuchar. Hoy se trata de su vida. Seguro alguien está en la frecuencia recibiendo todavía un pulso emocional, pero en breve sus palabras también viajarán por el aire y esa porción de vida será recibida por otra alma. Imposible escapar del hoy, piensa. Se frota las manos y bebe más café.
Viviana se concentra en ese café y lo único que ve en él es su reflejo buscando una respuesta, mirándose a sí misma. Curioso, piensa, este café oscuro y amargo define perfectamente este instante definitivo.
Primera gran pregunta: al llegar el fin, realmente necesita guardar de cada relación lo peor para mejorarlo en la siguiente y lo mejor para voverlo a disfrutar en una versión evolucionada y superior una vez que esté en otros brazos?
Eres una reclicadora emocional, le reprochó a su reflejo en el café.
Segunda gran pregunta: el hombre, fantasía sexual o el padre ideal para sus hijos?
Zorra, eres una ninfómana convenida y no aceptas que no existe el hombre perfecto, murmuró.
Tercera y última pregunta: debería aterrorizarse de no estar casada y con hijos entrando a los 30?
Cuando estaba por concluir su autoanálisis Ramiro entró en el café. Tenía veinte minutos de retraso y esta vez, a diferencia de un tiempo atrás, no trajo consigo esa aura de luz cegadora, esa capacidad de detener el tiempo, ese embriagador aroma que emanaba de él, esa divina condición de ángel terráqueo y único que solían hacerlo tan irresistible; no tenía esa cosa dulce que solía hacer suspirar a Viviana. Luego de darle un beso (con lengua), se sentó.
Primero Viviana buscó una cuota de valor en el café haciendo un vacío en al aire. Las ondas no transmitieron nada entonces. Luedo disparó sin miedo - Ramiro no sé cómo decir esto. Intenté tener contigo una relación perfecta, como nunca antes la tuve, puse todo de mi parte para no fallar, pero fracasé. Busqué en ti el hombre con quien pasar el resto de mi vida, alguien que me satisfaga, que me de un futuro, seguridad, familia y no lo encontré. Voy a cumplir 30 años y esta decisión es la más difícil de mi vida...
Interferencia en la transmisión de datos captados en el aire. Alguien en una mesa alrededor quizás se frustró al no saber el desenlace.
Viviana trajo a Ramiro hacia ella y terminó su mensaje hablándole al oído.
Tras aquel encuentro, pasó un tiempo corto antes que cada uno hiciera su vida y tuvieran sus propias familias, sus hijos bellos, sus dulces rutinas.
Pero jamás dejaron de devorarse en cada cita.
Y fueron amantes para siempre.

...

viernes, 11 de marzo de 2011

spamming




Cuando M terminó de leer la declaración de amor de P escrita con finepen Faber Castell negro y perfecta caligrafía detrás de una foto de ambos, supo que vendría la pregunta obligada.
Leyó con cuidado delante de ella, el repaso de aquellos últimos nueve meses saliendo juntos. P se muerde los labios nerviosa. Juega con las manos. Respira con fuerza. Se mira los zapatos.
La foto correspondía a una instantánea captada en el último cumpleaños de P, bien agarrada de su brazo y luciendo la sonrisa más grande del mundo. M repasó en cada línea todo lo vivido juntos.
Cuando terminó de leer el texto de la foto, P le preguntó con palabras nerviosos - y...qué me dices?-
M, sin dejar de mirar la foto contestó - no tengo nada que decir.

Quince años después, en un cruce de dos calles miraflorinas, M frenaba ante una luz roja dejando pasar a una mujer robusta, en zapatillas y llevando a un niño de la mano. Era P.
Ella lo miró, lo reconoció y siguió caminando.
M comprendió que entonces ella tampoco tenía nada que decir.

...

Sentados en el suelo de una habitación, L y C escuchaban cassettes con música de Pere Ubu y viejos discos de la nueva ola, rodeados de arte, música y comics.
C dibujó con carboncillo grueso a muchos hombrecitos en distintas posturas sobre una cartulina blanca y se lo regaló a L. L recibió aquella apasionada obra tratando de entender los detalles de las expresiones de aquellos personajes; bocas abiertas, pelos parados, miradas crispadas, dedos extendidos. Cuando levantó la mirada para preguntar las claves de aquel universo se encontró con los labios de C intentando tocar los suyos.
Sorprendido se apartó y se hizo un silencio glacial. Minutos después decidió irse no sin antes decirle - lo siento, no me gustan los hombres.
Muchísimo tiempo después L leía un titular : Asesinan a Dj peruano en su departamento en Madrid.
Pensó si tendría algo de cierto eso del destino; el beso que no pudo ser, el crimen consumado, la mirada de la muerte en el último segundo.
Y pensó muchas cosas más.

...

Estacionados en una calle frente a la más efervescente fiesta, una pareja se devora ante la posibilidad de un amor sin posibilidades. Saben perfectamente que cuando amanezca, al separarse, volverán a ser dos ajenos. Sin embargo, también sienten que de esa forma sus pieles saben mucho mejor.

No muy lejos de ahí, un chico espera atento la llamada de su novia, pero esta nunca llega. Intentó disfraerse de esa modalidad de "tener cada uno un espacio" reuniéndose con sus amigos en una especie de salida obligada, pero aburrido volvió a casa.
Con el paso de las horas, se convence que será la última vez que permite que ella salga sola, aunque le diga que es solo con sus amigas.


...