viernes, 11 de marzo de 2011

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Cuando M terminó de leer la declaración de amor de P escrita con finepen Faber Castell negro y perfecta caligrafía detrás de una foto de ambos, supo que vendría la pregunta obligada.
Leyó con cuidado delante de ella, el repaso de aquellos últimos nueve meses saliendo juntos. P se muerde los labios nerviosa. Juega con las manos. Respira con fuerza. Se mira los zapatos.
La foto correspondía a una instantánea captada en el último cumpleaños de P, bien agarrada de su brazo y luciendo la sonrisa más grande del mundo. M repasó en cada línea todo lo vivido juntos.
Cuando terminó de leer el texto de la foto, P le preguntó con palabras nerviosos - y...qué me dices?-
M, sin dejar de mirar la foto contestó - no tengo nada que decir.

Quince años después, en un cruce de dos calles miraflorinas, M frenaba ante una luz roja dejando pasar a una mujer robusta, en zapatillas y llevando a un niño de la mano. Era P.
Ella lo miró, lo reconoció y siguió caminando.
M comprendió que entonces ella tampoco tenía nada que decir.

...

Sentados en el suelo de una habitación, L y C escuchaban cassettes con música de Pere Ubu y viejos discos de la nueva ola, rodeados de arte, música y comics.
C dibujó con carboncillo grueso a muchos hombrecitos en distintas posturas sobre una cartulina blanca y se lo regaló a L. L recibió aquella apasionada obra tratando de entender los detalles de las expresiones de aquellos personajes; bocas abiertas, pelos parados, miradas crispadas, dedos extendidos. Cuando levantó la mirada para preguntar las claves de aquel universo se encontró con los labios de C intentando tocar los suyos.
Sorprendido se apartó y se hizo un silencio glacial. Minutos después decidió irse no sin antes decirle - lo siento, no me gustan los hombres.
Muchísimo tiempo después L leía un titular : Asesinan a Dj peruano en su departamento en Madrid.
Pensó si tendría algo de cierto eso del destino; el beso que no pudo ser, el crimen consumado, la mirada de la muerte en el último segundo.
Y pensó muchas cosas más.

...

Estacionados en una calle frente a la más efervescente fiesta, una pareja se devora ante la posibilidad de un amor sin posibilidades. Saben perfectamente que cuando amanezca, al separarse, volverán a ser dos ajenos. Sin embargo, también sienten que de esa forma sus pieles saben mucho mejor.

No muy lejos de ahí, un chico espera atento la llamada de su novia, pero esta nunca llega. Intentó disfraerse de esa modalidad de "tener cada uno un espacio" reuniéndose con sus amigos en una especie de salida obligada, pero aburrido volvió a casa.
Con el paso de las horas, se convence que será la última vez que permite que ella salga sola, aunque le diga que es solo con sus amigas.


...

1 comentario:

  1. Amores imperfectos. Me encantaron, no sé sabe sin son tristes o llenos de libertad.

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