sábado, 6 de noviembre de 2010

buenos amigos



C. me convence de lanzar un joint y ponerle fin al exclusivo momento de botellas y copas . Tiene un lindo depa en Chorrillos donde el mar de Grau se ve más que pacífico enmarcado en su ventana de bordes naranjas pintados a mano. C. saca una mala copia en video de A Bout De Souffle mientras J. su novio, mi mejor amigo, prepara algo en la cocina. Tres noches antes ella y yo bebíamos en silencio cerca al Puente de los Suspiros, suspirando por las rupturas con nuestros respectivos, que además de perderlos, nos separaba como grupo. Odioso rollo del clan dividido entre los que están contigo y los que están con con tu ex. Peor que aquello de "cuando te casas con él/ella también te casas con su familia". Tres noches antes también nos preguntábamos de dónde salía tanta cojudez. Así que bebimos lo suficiente como para tener que conocernos otra vez. Entonces la conocí mejor que nunca.

C. bebe y sonríe conmigo distinto que cuando está con J. Perdimos las miradas de amigos y la química comenzaba a afilar sus dientes. Esa noche no quise reconocer las señales que me envió bajo y sobre la mesa hasta que abrazados y tambaleantes rumbo al depa chorrillano me preguntó en la puerta si no quería quedarme a dormir. Su roommate, una morena actriz de teatro que además eventualmente hacía de clown, no estaba en casa y J. existía fuera de su corazón tras un diluvio de lágrimas y otro huayco de palabras gruesas - eso si, para ti no tengo ni cama ni pijama - fue la frase que me empujó a su colchón subrayando que J. acababa de ser coronado como moco del pasado.
De los suspiros pasamos a los alaridos y el mar de Grau no fue tan pacífico esa madrugada.

Cuando desperté, la actriz y eventual clown me estaba mirando. Me echó del lindo departamento chorrillano acusándome de traición a J., hipocresía con mi ex pareja y abusador de C. en su indefenso estado. Le dije que como actriz era mejor payaso, me puse el calzoncillo al revés y me fui sin mañanero ni desayuno .
A medida que pasaron las horas y me reencontraba con los trozos perdidos de la madrugada me quedaron tres ideas en la cabeza : 1.C. era una extraordinaria amante que olvidaba con facilidad, 2. nunca amé a mi ex y 3. yo era el peor amigo del mundo.

Tres días más tarde J. se reconciliaba con C. y me llamaba emocionado para agradecerme los consejos que le di a ella cuando salimos, que mis palabras hicieron que C. se diera cuenta de cuánto lo amaba, qué salir conmigo fue lo mejor que pudo hacer para reflexionar, así qué gracias amigo, porque solo un amigo como tú, un amigo de verdad consigue hacer lo que yo hice, así que me esperan en el lindo depa chorrillano frente al mar de Grau a almorzar, porque yo, mi amigo, cocinaré algo especial para ti.
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C. me pone un joint en la boca y lo enciende. Le doy una larga calada y no siento nada.
Toso demasiado y mis pulmones se expanden. J. y C. fuman, ríen, se besan. Yo no siento nada. Ponen la película de Godard cubriendo la ventana con una gran mandala India, dejando que pequeños halos de luz corten la escena mientras siento como si dos manos tiraran de mis ojos achinándome. Repito no siento nada. Aparece un primer plano de Belmondo narigón y con esa bembaza y no puedo parar de reír. En un respiro pienso que sobre esa cama en la que estamos echados hoy los tres C. y yo tiramos borrachos hace muy poco, cacherío que marcaría su retorno a los brazos de J., y mientras Belmondo sale más con esa cara de galán tonto intento decirles que esa es la cara más graciosa que he visto en mi vida, hasta que al voltear los descubro pegados por la jeta como dos pescados.
Los dejé  y me fui estón a mirar el mar. No sé por qué pero podía  escuchar la risa burlona de la actriz-clown que me pegaba la nariz roja de un solo golpe.
Saqué mi libreta y anoté "ser honesto es una excentricidad".
Luego tragué como nunca en mi vida.

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(nota: versión corregida y aumentada)

domingo, 17 de octubre de 2010

cosa de niños


Odio el sonido del timbre de recreo. Odio más la algarabía que desata el momento. No me queda otra más que salir de al patio salvaje. Estoy prepradado para todo.
Ahí están otra vez, murmurando a mis espaldas. Puedo sentirlos sumando sus desnutridas capacidades para burlarse de mi, como si en el mundo no existiera nada más que mi presencia dándole la espalda a sus pobres vidas, inmóvil, encorvada, sumergida amargamente en un libro-salvavidas.
Puedo sentir sus risas contenidas y las imágenes que construyen alrededor de mi persona. Puedo verlos hilando mediocremente cuatro tontas palabras como notas disonantes de una sinfonía patética creada para herir "inocentemente", como suelen definir los pseudo psicólogos a los incautos padres de familia, por favor, no nos preocupemos, es cosa de niños.Queda claro que si los mirara de frente no se atreverían, pero esta vez elegí finjir que no los escucho, permitir que así lo crean y obsequiarles un instante foto/postal que, si decido también, recordarán el resto de sus vidas como una anécdota cruel y borrosa, un episodio que les quitará el sueño una vez que aquellos calvos, obesos y apáticos compañeritos vean correr a sus críos como autómatas rollizos y chillones en algún espantoso parque un domingo cualquiera. Quizás entonces, en la quietud de la noche, cuando vayan a acostarlos y darles un dulce beso, yo sea sus pesadillas. Pobres tipejos sin corazón viviendo bajo la ley de ganarle a otro y a costa de maldad.
Ahí vuelven, con esas risas colectivas e histéricas, alardeando de su talento para clavarme etiquetas bizarras y emparentarme con las más fétidas especies de su imaginación pasmada. Debería de una vez concretar mi venganza. Pensar que hace sólo 93 horas casi le arranco el ojo a uno de ellos con una cuchara. Disfruté plenamente la proyección; antes que el infortunado terminara su patética burla tras mi paso indiferente, saco de mi bolsillo derecho una hermosa cuchara de acero inoxidable (eliminé el detalle del óxido porque me pareció un exceso, así como la alternativa de usar tenedor ya que me parecía demasiado fácil y evidente como objeto de agresión)  volteo lentamente sobre mis pies hasta quedar delante de él. Entonces registro el compás final de su broma mientras le acerco lentamente la cuchara impecable a su cara, obsequiándole así un último reflejo de su niñez ("tan lindo, si se parece a su padre")  con la mirada completa naciendo en sus dos hemisferios. Seguidamente hundo el utensilio con fuerza en su cavidad ocular y extraigo su globo íntegro, como quién saca una pequeña porción de helado. Luego, un silencio ambiental deja el espacio pleno a merced de unos escandalosos alaridos rojo sangre. Deleite pleno.Esa sí sería una impactante foto/postal que no se atreverían a revivir voluntariamente pero que sin duda estaría eternizada en sus memorias para siempre.Qué lindo recuerdo de los años en el colegio verdad? Imaginemos por un segundo esa promoción de graduados que me recordarían para siempre.
Para siempre...por qué no? Inevitablemente ahí estarán, siguiendo con su juego cruel y lo más certero: seguirán a menos que haga algo.
Lo tengo claro ahora; dejaré que sigan murmurando a mis espaldas, que sigan burlándose de mi, pero antes que termine este estúpido recreo y vayamos a la clase de historia, lo haré y no habrá mañana más historia que ésta.
A ver quién se burlará de mi entonces, a ver pues.

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sábado, 9 de octubre de 2010

cama adentro


Estábamos Teo y yo tomando cerveza y conversando sobre aquellos vicios de niño cretino, majaderías de púber y cosas así. Teo me cae bien. No es muy sociable, pero por alguna razón encuentra muy cómodo conversar conmigo. Teo comentaba sobre lo poco probable de que hoy un chico tenga una Penthouse, Playboy o  Hustler en su armario, bajo el colchón o escondida en un cajón. Se reía de aquella romántica visión de la revista pornográfica con las  hojas pegadas, hecho que entre los amigos dejaba clara evidencia de las proezas masturbatorias del dueño consumadas sobre la sublime publicación. Recordaba aquellas erecciones pueriles y repetía que el día que no despiertes con una mega erección debes preocuparte porque o te la mató el matrimonio o ya te hiciste muy viejo.
Se sirve otra chela, piensa un instante  y dispara - oye, tú nunca te tiraste a la empleada doméstica de la casa? Aunque no tuve ese tipo de experiencia, recuerdo que en el colegio nunca faltaba alguno con historias de muchachas que llegaban de provincia a trabajar en casas de familias medianamente acomododas y que en sus noches de calentura incitaban a los señoritos a que le agarren una teta, dejaban que la vean en ropa interior cambiándose con la puerta semi abierta o cosas así.  Entonces Teo me cuenta sobre un amigo que un día le confesó que cuando bordeaba los 16 se enamoró de una imponente cusqueña que su madre, divorciada años antes de su padre (el pusilánime caballero era además un policia retirado y tenía una paupérrima pensión), luego de  irse con su nuevo y acomodado marido, pensó que podría trabajar en ese hogar  donde su ex y sus 3 hijos varones, solos y a su suerte, encontrarían alguien que los ayude en el día a día doméstico. La idea fue asignarles una correcta y responsable muchacha de provincias, de plena confianza,  alguien que ponga en orden y administre esa casa llena de hombres. Y llegó a su casa esta cusqueñota de 26 años, tobillos gruesos y sonrisa fácil. Resultó que aquel amigo se enamoró perdidamente de la trabajadora del hogar y casi se suicida en plena crisis de adolescente no sólo cuando la encontró sobre la cama de su padre en pleno coito con el hermano mayor, sino cuando descubrió que además se acostaba con todos  en la casa, papá incluído. Al parecer este amigo le escribía cartas de amor a la cusqueña y se las dejaba debajo de su puerta, cartas que nunca hicieron que ella siquiera le corresponda. Aparentemente la chica disfrutaba demasiado su condición de concubina de la familia, sin hacerse mayor rollo con los horarios para las sesiones amatorias, salvo porque el más joven de la casa le declaraba su amor con poemas en rima escritos en hojas de cuaderno y con pésima ortografía. En un arrebato pasional el señorito frustrado y dolido le cuenta entre lágrimas todos los hechos a su madre y la mamá inmediatamente echa a patadas a la pobre serrana dejándola no solo sin trabajo en casa de barrio bonito, sino también sin los favores del señor de la casa y de los 3 señoritos.
Le pregunto a Teo si sabe qué hizo entonces la muchacha y me dice con un tono algo serio no sé, seguro se volvió al Cusco. Y sobre el amigo, resulta que sufrió mucho, por amor y también de dolor porque entre el viejo y los hermanos lo agarraron a patadas por cojudo. Luego de eso la señora envió a una mujer de 45, cama afuera y con bigote, para que mantenga limpia y ordenada esa casa.  Yo me reí de la historia diciendo que efectivamente hay que ser bien cojudo no sólo para enamorarse de la muchacha que trabaja en casa, sino además descubrir todo ese rollo sexual-familiar y correr a contárselo a la mamá. Teo me quedó mirando fijo y apuró la cerveza. Tras un suspiro se levantó, se despidió muy tranquilo y quedamos en juntarnos con toda la banda en mi nuevo departamento. Acababa de mudarme y necesitaba instalarme del todo, poner las cosas en  orden e intentar domesticar mi nuevo hogar. Planeamos en ese momento un open house para que todos lo conozcan y colaboren con algunos artículos para el depa.

El open house prometido  nunca se hizo, pero me animé por una pequeña fiesta cuando todo estuvo listo y en orden. Ubiqué a la banda completa pero no conseguí ubicar a Teo. La noche de la fiesta conversábamos animadamente entre copas hasta que alguien preguntó por él.
Max, que también lo conocía un poco,  dijo mientras servía unos hielos - no lo ubiqué, pero vi unas fotos recientes en su facebook, en Cusco, con una señora. Fácil es su tía, no sé. 

Por cierto, he notado que la señora que me ayuda con la limpieza del departamento también tiene bigote. Un poco, creo.

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miércoles, 29 de septiembre de 2010

autopertenencia

Su cuerpo se puso rígido y el tiempo dejó de ser tal. Importa dónde está? Ni ella misma lo sabe.
Bajo su piel, un torrente de calor/color le ofrecía un nuevo sabor de vida. Cosquillas. No, dedos. Labios quizás, haciendo círculos sobre su vientre. Un millón de vidas elevando sus manos alrededor, en una especie de danza pagana. Suspensión, ausencia de gravedad. Extravío entre sus dedos, sensación de ser divina. Llovía en ella, un torrente generoso trayendo voces que cantan sobre  un renacimiento, una deliciosa purificación. Arribo a la santidad; nada humano habitaba dentro entonces.
Reír sin sonreír, sentir sin tocar. Pérdida de carne, sexo y edad. Consciencia de ser dios elevado a la sublime potencia. No se escuchaba respirar, pero sentía que el aire la atravesaba violentamente.
Sin decir palabra dictaba claramente: no soy, no estoy, me doy.
Se reconoció, saciándose de su nueva condición, intentando eternizar el viaje, ordenándole a sus dedos no perder la ruta. Engullía el momento con todo y su nombre, en un espacio donde no hay piedad ni verguenza. Sus párpados amortajaban pupilas feroces queriendo escapar. Era voraz.
Luego, el vértigo abrazó la paz y reconoció a lo lejos el factor humano acercándose en slow motion. Anatomía y alma se estrellaron tiernamente.
Intentó resistirse, pero a cambio obtuvo traviesos espasmos.
Recuperó su piel, recuperó su nombre y reconoció su corazón. Registró algo parecido a su primera llegada al mundo. Lo confirmó cuando abrió los ojos y vió otra vez la luz.
Cuando bajó al comedor a cenar, sintió que todos alrededor sabían lo que había hecho. Tensión casera.
Registró miradas y gestos como navajas heladas. Mamá lucía firme como un tótem. El más pequeño tenía un aura de inquisidor. Nuevamente calor en la piel. La mesa entonces ya era una hoguera.

Papá preguntó dulcemente - qué tanto hacías arriba que no bajabas a comer?
Ella se encogió de hombros sin despegar la mirada del diseño de líneas rojas que adornaban el borde del plato.
Luego dijo para si - …quiero más.

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Nota: versión corregida y aumentada.

jueves, 23 de septiembre de 2010

buena mano


Nos mirábamos por largo tiempo con tensión y en silencio. Esa sensual tensión.
Ella suele referirse con excitante cháchara al brillo de los ojos cuando se incendia el cuerpo por deseo o algo que pertenezca a una dimensión emocional. Ese maldito brillo,  firme y activo, generando infinidad de códigos que atacan directamente las debilidades del otro. Sublime guerra.
Sentados  frente a frente, nos separa el área que tiene la pequeña mesa. Practicamos ese juego contemplativo. Se trata de no parpadear y sonreír  malévolamente. Emitiendo todo tipo se señales, evitamos la dispersión de la capa lagrimal por toda la córnea mientras la vida hierve alrededor. Qué más da, ya es primavera. Nos va un tinto? Estamos llenos de vinos baratos pero amigables. No hay vino malo; hay vino que no gusta. Tampoco hay copas limpias, pero siempre hay copas rotas, como esas benditas Riedel  que siempre compramos y siempre rompemos y mientras revivimos aquellas borracheras de Riedels destrozadas, se  acomoda lentamente la tirita del polito rock'n'roll que luce (sabe perfectamente que un polo de Ramones, Motorhead o Clash por ejemplo,  en ella siempre me mata). Regala hombro, regala un poco de muslo. Se mete la falda veraniega entre las piernas y es fácil pensar que esa coreografía calculada seguro volvía  locos de deseo a más de uno de sus tantos amigos bisexuales que la querían besar y a la vez, volvía loca de envidia a todas las amigas que nunca tuvo (ni tendrá). Brindamos porque está bueno brindar y repite eso de dejar que la lengua toque la copa antes que los labios. Divina maña. Y al sabor de esa cepa que disfrutamos sin quitarnos los ojos de encima, ese vino que  llega a nosotros tras una vida noble;  primero fruto, creciendo al cariño del astro rey, sintiendo el viento fresco, la luz de los atardeceres, como su piel en los atardeceres en El Silencio, borrachos otra vez y jugando a las miraditas hasta que todo lo que nos cubre es naranja. Y al sabor de esa cepa haciendo que se abra un nuevo tema ( in vino veritas) entonces le cuento que cuando paseo por el malecón en mis alegres resacas y me cruzo con los muchachos de la promo, todos ellos en buzo (ese  uniforme oficial del casado aburrido), con caras de aburridos, llevando un coche con un bebe que chilla de aburrido y al lado de su enorme humanidad íntegra, al lado de esa panza prominente, de esa calvicie galopante, de esas ojeras de esposo aburrido, una mujer igual de aburrida, con un buzo parecido, unas ojeras parecidas y una panza parecida, todo en aire de familia. Qué linda es la vida no?
Y entonces dice - eso pasa porque él no tiene buena mano, es porque ella no tiene buena mano - y toca otra vez  con su lengua el borde de la botella de chela antes que sus labios toquen el resto, y mirándonos brindamos, rodando por Miraflores cualquier fin de semana, sin hora y en resaca alegre, como dos ángeles reciclados en Lima la salvaje.
Así que ahora, tras tantas vueltas, seguimos con los mismos juegos, los mismos vinos baratos, las mismas Riedel rotas, mirándonos y regalándonos entre nos un poco del otro, en este tango primaveral donde  me aplasta la certeza que nuestras miradas parecen ya mismo un puto Koh-i-noor de 78  putos quilates de magnificencia,  y cuando viene el brindis, sin sacarme esa  mirada-joya, al fin parpadea, luego me mira bien fijo todito y me dice - ....sabes, yo si que tengo buena mano.

Tras asaltar la noche para ambos,  abusando de tiempo, beso y piel, desperté repentinamente.
El cielo seguía sin definirse a las 5:17 am. Achaques de cielo limeño. Ella dormía indefensa y tentadora. Tras el fugaz deleite de mis ojos, fui al baño y encendí el foco ahorrador.
Mientras orinaba me observaba desnudo en el espejo. Estoy buenísimo - dije en voz baja.
Luego lo repetí no tan bajito y sonreí.

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martes, 21 de septiembre de 2010

Friday i’m in Love-Luv


La energía que se sentía en el cuarto 323, el humor en el ambiente, las huellas de manos sobre el espejo de la pared y unas manchas oscuras en el tapizón llevaron a pensar que tal vez minutos antes  ahí se había consumado un encuentro con más palabras sucias que frases de amor. Demasiado caos, copas y rastros de una mega-gozadera adornaban sin la menor sutileza el recinto. Completando el cuadro, las sábanas tenían impresa esa reconocible caligrafía de la primera vez. Nada especial.

Aquel matadero albergaba nativos sexuales de diferentes especies y no todas las parejas que llegaban a buscar refugio amatorio vivían un amor puro, bueno y convencional, eso queda claro.
Al huésped (que llamaremos cariñosamente J.)  le tomaron 2 minutos cerrar las ventanas, llamar a recepción y pedir dos rones con Coca Cola. Sintonizó Canal Venus y esperó pacientemente a su companía.
Le tomaron otros 13 minutos terminar las dos copas y 14 minutos adicionales sentir que alguien golpeaba la puerta. Cambió Venus por Friends y subió el volumen. Recibió a su compañía, pidió dos rones más y se quedó en la habitación por casi una hora.

A pesar de  las motivaciones y frecuencia de visita a ese conocido telo frente al mar, J. piensa que su caso no representa un patrón que deba ser considerado como una parafilia (del griego παρά, pará: ‘al margen de’, y φιλία, filía: ‘amor’) ya que está seguro que su placer efectivamente radica en la cópula y el sentimiento, no en una actividad inusual o bizarra para llegar al orgasmo. Sin embargo, un detalle encontrado en su diario (página 34, renglón 5)  llama curiosamente la atención.
Lo reproducimos:  " la Virgen que Llora existe, cada vez que se rompe un hímen".



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martes, 14 de septiembre de 2010

una sesión


- Estoy lista, pero si pudiera poner todas esas imágenes en una película y esta consciencia del tiempo sola, sería más fácil hacer un envío que obligarme a escuchar en off esta voz distorsionada por la caja de resonancia de mi cráneo. Pero bien, estoy lista para desenmascararme. Cómo se mueve todo? Tras una noche haciendo justicia urbana despierto con un rayo de luz que se filtra por el inútil y obsoleto black out de mi guarida. Vivo sola. Bajo a la tierra desde el medio metro que separa la vida  de mi cama. Viajo al baño, ese impecable lugar ultra-seguro en caso de hecatombe. Primero me reconozco en el espejo y observo cómo la muerte hace su trabajo; una nueva arruga por ahí, una cana por allá, flacidez epidérmica.Soledad, lo dije. Tras abandonar la coraza, llega el agua fría creando luces que después no se pueden apagar. Mi orina en la ducha tiñe de amarillo la mayólica.Aquellos restos mortales que mi soledad protege celosamente me devuelve (y recuerda)  mi humanidad indefensa. Luego viene un día aburrido como todos, con mi falsa identidad  expuesta al planeta hasta que llega la noche. Entonces, nace la heroína. Desde cuándo? desde muy niña.  Nació  justo cuando caducaba la licencia de mi padre para ser un héroe. Descubrí que como todo villano tenía también una identidad secreta. Lo viví en plena maldad. Supe que tarde o temprano las identidades son descubiertas, se caen los antifaces, los artificios se desvanecen, las capas ya no funcionan, no tienes poderes y el abismo nos recibe.Entonces toca renacer. Bastó aquel villano en un capítulo de mi vida como ciudadana para luchar contra todo lo que hiere. No con canciones lacrimógenas o vengativas, no con talk shows a puño y patada, no con artículos que denuncien que todosloshombressonunabasura. No. Luchar de verdad contra esa abusiva hombría castrante. Tampoco nada de teorías o actos fallidos. El mundo ya tuvo una Valerie Solanas. SCUM fue puro bluff, una patraña en pro de su ego. No.Cuando me pongo el traje de heroína y me expongo a la maldad de la noche, cuando reconozco entre el humo a cada villano perfumado de perversión, acosando, seduciendo, intentando consumar su carnal fechoría, entonces llega el tiempo de la justicia. El acto sublime de esa venganza que los titulares comentan, que altera a toda la sociedad, que se difunde en foros, hospitales, comisarías. Ese "cómo se puede llegar a tanto?" . Usted lo sabe. Ha visto las fotos. Ha visto las noticias verdad?. Usted sabía que podía continuar, por eso estoy aquí. La verdad, añoro esas noches, el empujón del pasado, el coctel de soledad y la firma artística de mi acto vengador sobre el castigado, tanta entrega para luego amanecer  con la luz otra vez, reconociéndome frente al espejo, orinando en la ducha como una mortal, recordando aquel primer villano que me creó e hizo que durante el día Marcelo pueda ser un apacible contador y al anochecer emerja Marcela, la letal heroína, la llamada para exterminar a todos aquellos villanos en cuyo rostro veo la expresión del primer villano que hubo de toda mi carrera, ese que nunca pude matar.
Si es todo por hoy, puedo ir a mi habitación?

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domingo, 12 de septiembre de 2010

shiny happy people


No hablo de romanticismo. Hace tiempo perdí esa capacidad de mezclar la divina dulzura con la carne viva. Lo siento. Es como pretender seducir a Asia Argento con flores y bombones. O quién sabe, por ahí le gustan más que las navajas. Y menciono a la obra maestra de Darío Argento por aquello de Live Fast Die Old, sensualmente cantada junto a Munk que estuvo sonando en mi cabeza en salvaje loop (para más disfrute pleno  http://www.youtube.com/watch?v=v0hmT9jKOrI).
Por entonces vivía en tiempos alejado de fresas y rosas, un espinoso espiral con fuga y nightclubbing lorcho, melena y jean poto-sucio,  la búsqueda de aquello de "no sabes lo que quieres pero lo quieres ya". Conocía mucha gente que quería ser Rimbaud, muchas chicas que querían ser Morrissey. Yo me descomponía escribiendo slogans y quería ser nadie.  Y dentro de ese chapter, inevitablemente ella, tú, one of us.
No viene al caso de dónde salio. La pudo haber parido mi imaginación, la paja de la mañana. Qué importa. A mi propia Argento no le gustaban las navajas; para eso prefería una buena lengua y eso vale como navaja verdad? Lo supe desde la noche cero. Yo había perdido el ritmo tras varias copas y muchos some velvets mornings, esperando las mismas canciones entre toda esa gente transpirada, chicos hermosos vestidos con retazos de Gamarra, zapatillas coloridas y anteojos de plástico rojo comprados frente al Congreso de la República. Gente linda, pipolita, todos  en el mismo plan fuga.  Nos rodeaban con sus flashes en pose Polaroid, onda chic en una ciudad de pezuñentos. Hacía calor. En este país, cuando la gente suda huele a condimento - dijiste. Nos reímos mucho hasta la siguiente canción, otro hit españolete del local. Traté de recordar si había almorzado.  Ensayé despegarme de su cadera  con unos parpadeos y  fui por una cerveza. Me interné en el pulso de aquella jungla húmeda e infernal .Choqué con una japonesa con un tattoo de Felix The Cat sobre la teta derecha y dos niños con rímel. Me saludó gente que no pude reconocer. Me froté contra otros bailes. Al segundo siguiente, su figura frente a mi establecía mi feliz retorno. Tiempo suspendido y ambos centrados en el plano como una portada de disco. Qué hacías antes de mi?- preguntó. Buscarte - dije. Sonrió y me rozó la jeta. Olía a cerveza Cristal. En este antro solamente vendían esa cerveza de pueblo. La gente persigue todo lo que brilla - dijo tras el sorbo - pero yo soy la excepción; persigo todo lo que me hace brillar. Entonces Asia Argento era cualquier invaZorra porque aquella navaja mía ya se batía gallarda tras las puertas de sus labios, plena y agradecida de intercambiar poderes.
Cuando no quedó ningún vampiro púber sobre la pista y en la barra, escapamos y nos llevamos la noche. Sin registro del ayer hice un intento final por recuperar mi romanticismo. Fallé al primer mordisco así que le propuse crear dos repúblicas independientes sobre la cama e iniciar entre los dos una especie de guerrita. Viviremos rápido y moriremos viejos - le canté al oído.
El cuarto era frío. El cuarto era feo, pero qué bien nos veíamos reflejados en el espejo.
Había como una especie de brillo.

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lunes, 22 de marzo de 2010

muy demasiado



Esta será la última vez que la vea y estoy decidido a eternizar la tarde frente al Mar de Grau. No importa qué estamos haciendo, importa que esta será la última vez. Intentos anteriores fallidos: capturar lunas llenas en vasos con agua (quedó demostrada su efímera efervescencia) y domesticar palabras atrevidas en primaveras febriles. Nada se concretaba, pero siempre nos quedaba el sol y estas pieles cálidas al atardecer, registros que ella llama la ideal temperatura epidérmica mientras atrapaba todo en una vieja Cannon cargada de risas en un cuadro demasiado Tumblr-card. Todo me era muy demasiado.

Y acá vamos, low fidelity en mi setlist interno ahora que recordaré esto, quizás en otro cuerpo, como un ejercicio de consuelo, regresión y reflexión de nunca acabar. Nubes grises siempre habrán y se moverán con el tiempo. Algunos lo llaman madurar (discreta forma para referirse a los hechos más cagados de nuestra vida) para mi es hacer el gonzo en tu propio reportaje y el mío trata sobre la mujer que un día tengo a mi lado y que al día siguiente no me tendrá.
Como la que hoy me acompaña.
Entierra sus dedos en la arena, disfruta un sauvignon blanc en delicioso maridaje con porro y la mirada se le pone coqueta en medio de una calidez de armonía cromática. Demasiada perfección para una despedida digna de tener peli y canción para que las futuras generaciones la disfruten en obsoleto HD, como quien mira la foto de sus abuelos en sepia, cuando todo era realmente romántico y no habían software, wiki, ni cableado en el amor. Sólo el aire.
Cuando las risas dieron paso al silencio le dije mirándola una ultima vez- para que no me olvides, voy a eternizar el momento.
Y me perdí en el mar.

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